jueves, 17 de junio de 2010

La Hiniesta se reencuentra en Argote de Molina

Siguen entrando año tras año nuevas Hermandades en la nómina de cofradías que hacen estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral. Parece que se hace sin pensar, "bueno la ponemos la primera que no molesta a nadie y ya que se las arregle para llegar y salga a la hora que sea como si sale a las diez de la mañana". Hay muchas hermandades en Sevilla en mi opinión, y siguen entrando.

Introduzco así para hacer referencia a los horarios y al colapso que se produce en el centro cada día de la semana que va de Domingo de Ramos a Miércoles Santo. Y no ahora, sino siempre. Antes de entrar el Carmen Doloroso y el Polígono de San Pablo, las cosas estaban esactamente igual, y nos centramos en el Domingo de Ramos.

Ocho hermandades, nueve cortejos. Hasta hace tres años el día con más cortejos de la Semana Santa de Sevilla. Aún así no era ni es el día con más problemas de la Semana Santa. Los principales problemas se dan tanto en el tiempo de paso por Carrera Oficial como en el embudo al salir de la Catedral. Las Hermandades de la Paz y de la Hiniesta en relación con su número de nazarenos disponen de un tiempo insuficiente para pasar por Carrera oficial y dejan cada una de ellas tras su paso, un retraso que acaba afectando a la Amargura y al Amor sobre todo. Esto tiene difícil solución, puesto que ampliar los horarios sería hacer que la Amargura e incluso La Estrella entrasen en sus templos quizá demasiado tarde y además, creo que primero habría que mirar la reforma de otros días, como son el Lunes Santo (creo que la reforma de esta pasada Semana Santa fue insificiente aunque la lluvia impidió demostrarlo) y sobre todo Martes Santo, pero ya nos centraremos otro día en ello. El otro problema del Domingo de Ramos es el embudo en la zona que se comprende entre Placentines y Alemanes hasta la esquina de la Cuesta del Rosario con Villegas. Si de por si los horarios ya son apretados en Carrera Oficial, los retrasos los hacen aún más difíciles de cumplir. El problema empieza con la Hermandad de la Paz que al salir y girar hacia la plaza del triunfo ya deja el retraso del que hablábamos antes para la Hermandad de la Cena, La Hiniesta y San Roque que son las tres Hermandades afectadas en el recorrido antes indicado. Las tres, tienen que trnascurrir tras salir de la Catedral por el primer tramo de Placentines, Alemanes, Argote de Molina, segundo tramo de Placentines y Francos. La Hermandad de la Cena tiene que pasar lo más rápido posible hasta llegar a la Cuesta del Rosario y dejar paso a la Hiniesta, y esta a su vez tiene que hacer un esfuerzo aún mayor, para llegar a la Plaza del Pan y dejar paso a San Roque, que va a la cola y no tiene dificultades puesto que la Estrella sale hacia el sur. Una zona tan emblématica de la ciudad como la Cuesta del Bacalao, donde la bulla es la protagonista y en una hora en la que el Domingo de Ramos está en pleno apogeo, la Cena y La Hiniesta pasan como un tiro. Hace muchos años cuando la Hermandades aún estaban creciendo y estos problemas apenas eran notorios, el paso del Santísimo Cristo de la Buena Muerte por la Cuesta era de lo más digno de ver de la jornada. El Cristo subía por Argote de Molina sin que apenas se le viese moverse, enlazando una marcha tras otra, con una chicotá difícil de ver repetida en toda la Semana Santa. Con el acompañamiento de la Agrupación Musical Santa maría Magdalena de la localidad de Arahal, la estampa era bellísima, y la culminación con la revirá hacia Placentines ponía a Sevilla "bocabajo". Cada año.



Este año 2010, "el campeón" ha vuelto. Aparecía por la esquina de Alemanes y arrió el paso mirando hacia Álvarez Quintero. Al levantarse subió la cuesta, unos quince minutos el paso arriba, marcha tras marcha, avanzando por la inercia porque parecía moverse en el sitio, con la dulzura que le caracteriza, con el diálogo perfecto entre él, María Magdalena y la música de Arahal. La música de antaño, las viejas marchas, la que marcan y las que hablan de Sevilla. Una subida de en sueño, los que estaban allí no separaban su mirada del campeón. Y una vez más para culminar, la vuelta hacia Placentines con Alma de Dios y en un abrir y cerrar de ojos, se perdió por Placentines, cuando arrancó el final de la marcha, hasta el año que viene. Como antes, ni el tiempo, ni los horarios, ni los quebraderos de cabeza pudieron este año con él. Una vez más la Hiniesta pasó por su cuesta como Sevilla quiere y la espera, un lugar mágico y un momento mágico.



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